La Jornada

Viernes 2 de junio de 2006

Solecito Permanece en Santiaguito con cinco costillas fracturadas; urgente, su hospitalización

Anciano minusválido, otra víctima inocente de la brutalidad policiaca

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Almoloya de Juárez, Méx., 1º de junio. Arnulfo Pacheco Cervantes es, a casi un mes del operativo contra la población de San Salvador Atenco, la prueba mayor de que los derechos humanos han dejado de importar a las autoridades. Golpeado con saña (cinco costillas rotas y lesiones mayores en todo el cuerpo), está preso en Santiaguito acusado de delitos "graves": "secuestro equiparado" y "ataques a las vías de comunicación". Lo más notable es que Pacheco Cervantes, además de su edad avanzada, tiene medio cuerpo paralizado desde tiempo atrás, y casi no puede hablar. Una persona en su estado no está ni para cruzar la calle, ya no digamos "atacarla". Con el fin de aprehender a tan peligroso sujeto, las policías del estado de México allanaron su domicilio en Atenco el 4 de mayo, lo bajaron de la cama donde yacía, y mientras lo tundían a golpes lo arrastraron por el suelo hasta el camión donde lo echaron como costal y lo trasladaron hasta acá.

Su esposa, Floira Sánchez Valdez, quien trataba de explicar a los agentes la condición clínica de su marido, también fue golpeada y detenida. Actualmente don Arnulfo se encuentra, sin atención médica, con tres costillas rotas del lado derecho y dos del izquierdo; presenta graves traumatismos en la cabeza, la faringe y la pelvis, y no puede hablar. Amerita hospitalización urgente. Tras un mes en estas condiciones, las autoridades carcelarias han podido ofrecerle pastillas de paracetamol. Nada más. Y no permiten que lo revise (ya no digamos atienda) un médico externo al penal.

Por él y otros 28 presos sigue en pie un campamento-plantón ante las rejas de la cárcel. Tiendas de campaña, decenas de carteles de protesta llegados de muchas partes, un ayuno de mujeres solidarias y otro de mazahuas que demandan la liberación de su compañera Magdalena García Durán y la de todos los demás. Magdalena sigue retenida en la prisión sin fundamento legal ni pruebas, pues éstas sencillamente no existen. O bien ella y don Arnulfo sufren "descuido" y "desaseo" en la aplicación de la justicia (total, son indios) o son víctimas de una venganza ejemplar de las autoridades mexiquenses contra lo que representan como campesinos en el estado. ¿O existe otra explicación?

El campamento de familiares y personas solidarias es hostigado por patrullas y agentes y ha recibido amenazas veladas de desalojo, aunque su presencia no bloquea nada. A ratos bombardean a los plantonistas con diversos rumores.

Mas no todos los presos merecen el mismo tratamiento. Este reportero presenció ayer el traslado de "seis secuestradores peligrosos" de Santiaguito a otro penal. Cada uno viajó en una patrulla distinta (buen carro en todos los casos), escoltado por cuatro agentes. Sus ropas eran impecables. Estaban recién bañados. Hasta sonreían. Una banda peligrosa, según los propios judiciales. Al esposar a uno de ellos, un agente le preguntó con gentileza: "¿Te aprieta?" No le apretaba. Y se los llevaron en un ligero convoy rumbo a Toluca.

El campamento posee una "radio estrictamente local" que trasmite las 24 horas del día noticias de periódicos e Internet, música, poemas, arengas, cartas... Algo se alcanzan a enterar los presos (varios en huelga de hambre) de las movilizaciones de protesta y por su liberación cada día en más países: Nueva Zelanda, Costa Rica, Nicaragua y otros. Ya suman más de 30.

Placentera protesta

Pero también hay de plantones a plantones. Ahora mismo, los jefes de la franquicia Partido Verde Ecologista de México realizan uno frente a la residencia presidencial de Los Pinos. Cualquiera diría que igual al de Santiaguito. Y sí, tiendas de campaña, mantas, gente que duerme en el piso. Sólo que los chicos verdes (cuya causa es contra "el tráfico ilegal de especies animales", donde Fox "les falló") tienen bajo sus tiendas una plataforma para aislarse de posibles pulgas y cucarachas, y encima colchones inflables. Un comedor bien equipado, dentro de un amplio quiosco de la delegación Miguel Hidalgo con muchas amenities, les sirve también de sala de tertulia y entrevistas con la televisión. El jefe de ellos, Jorge Emilio González Martínez, ha denunciado molesto que los policías de Los Pinos "no lo dejan dormir", pues en la noche hacen ruidos a propósito. Los muy malvados.


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