La Jornada

Jueves 1 de junio de 2006

Solecito Continúan acciones legales para lograr su regreso al país

Estudiantes chilenos expulsados niegan vínculos con el EZLN

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Desde Santiago de Chile llegó la carta de Valentina Palma Novoa y Mario Aguirre Tomic, quienes estuvieron entre los detenidos en San Salvador Atenco el pasado 4 de mayo y luego fueron expulsados del país, en la que rechazan las versiones difundidas en un diario mexicano, según las cuales están vinculados con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Tampoco tienen formación en guerrilla, preparación sobre explosivos ni como francotiradores.

La publicación "miente de manera descarada al asegurar que operábamos como correos internacionales entre Oventic (Chiapas) y Sudamérica", así como al afirmar que carecían de la calidad migratoria de estudiantes, dice el texto en el que resaltan que dichas aseveraciones también vulneran sus derechos fundamentales y se suman a las irregularidades de que fueron víctimas durante su detención y salida del país.

Ambos jóvenes realizaban estudios universitarios en México. Valentina vivió en el país durante 11 años, es egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y antes de ser enviada de regreso a Chile estudiaba en el Centro de Capacitación Cinematográfica.

Mario Aguirre, en tanto, estudiaba también en la ENAH, desde 2002. Los dos se trasladaron a San Salvador Atenco luego de conocer del operativo policiaco efectuado el 3 de mayo con el objetivo de desalojar a floricultores de la vía pública en el municipio de Texcoco, y en cuyo apoyo acudieron integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco.

Los estudiantes tenían la intención de documentar lo que había ocurrido en dicha intervención policiaca, principalmente por la muerte de Javier Cortés Santiago, de 14 años de edad. En San Salvador Atenco los encontró la madrugada del 4 de mayo, cuando las fuerzas policiacas del estado de México y el gobierno federal irrumpieron en el poblado.

Los dos jóvenes, junto con otras tres mujeres originarias de Alemania y España, fueron detenidos y recluidos por unas horas en el penal de Santiaguito, en el estado de México. Ahí mismo fueron llevados alrededor de 200 campesinos de Atenco.

Todos fueron víctimas de golpes, abuso sicológico, y en las mujeres se agregó el abuso sexual por parte de los policías en el penal y durante su estancia de unas cuantas horas en la estación migratoria de Iztapalapa, en las horas previas a su expulsión del país.

Los chilenos han dado constancia pública de estas agresiones y ahora su denuncia es revisada por la Unidad de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, dentro de un marco de buena fe y respeto absoluto, por lo que, dicen, las versiones difundidas en un diario mexicano atentan contra el "legítimo ejercicio de nuestros derechos como ciudadanos residentes en México".

Tanto Palma Novoa como Aguirre Tomic continúan desde Chile con las acciones legales correspondientes para revertir los actos de autoridad violatorios de las garantías constitucionales que padecieron y, sobre todo, para poder regresar a México y continuar con sus actividades académicas, pues su expulsión, agregan, fue injusta y arbitraria.


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