La Jornada

Martes 2 de mayo de 2006

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Discurso del subcomandante Marcos en el Zócalo (7.9Mb)

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Solecito "Los feos, los apestosos, estamos aquí... lo mejor de este país", clama Marcos

"Hasta morir si es preciso", reto de la otra campaña a ricos y poderosos

Solecito Mensaje de apoyo del delegado Zero al boicot convocado por migrantes en EU
Solecito Inversionistas extranjeros convierten en mercancía biodiversidad, historia y cultura

HERMANN BELLINGHAUSEN Y EMIR OLIVARES

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Miles de simpatizantes se unieron a la marcha zapatista por la calles de la capital, que culminó en un mitin frente al Palacio Nacional Foto Víctor Camacho

"Hasta morir si es preciso", es la frase que más ha escuchado el subcomandante Marcos en el sur y el centro del país, expresada por los grupos de más abajo para repudiar al neoliberalismo: indígenas, mujeres, campesinos, pequeños comerciantes, obreros, niños, ancianos, estudiantes, trabajadores explotados. "Hasta morir si es preciso" fue la frase con la que el delegado zapatista regresó, tras cinco años, al corazón de México. Que es la misma que escuchó en Chiapas antes de 1994, "cuando mujeres, hombres, niños y ancianos decidieron alzarse en armas contra el supremo gobierno" recalcó, en referencia a los pueblos zapatistas en cuya representación llegó aquí para la conmemoración de el otro primero de mayo.

-Míralo, ahí va, entre los sombreros de los viejitos- decía un joven a su novia, trepados ambos en un poste de la Alameda, al paso del subcomandante Marcos, quien en efecto caminaba flanquedado por exbraceros, trabajadores despedidos y veteranos dirigentes. Un cerco humano de machetes alzados de San Salvador Atenco se encargó de la seguridad del delegado zapatista en las cerca de dos horas que dilató la marcha entre la embajada de Estados Unidos y el templete en el Zócalo, dando la espalda al Palacio Nacional. ¿Y por qué los "viejitos"? Este primero de mayo fue también la recuperación de algo que parecía en desuso: la movilización obrera. Hoy no es ya imaginable que al Presidente lo llamen, ni siquiera los charros que quedan, "primer obrero de la Nación". Ni que salude alguna parada oficial desde su balcón en Palacio. Ya ningún acto del Día del Trabajo es "oficial". En el México del siglo XXI, este día el gobierno se esconde y calla.

Al mediodía, frente a la embajada de Estados Unidos en México, la otra campaña había realizado un mitin en solidaridad con los mexicanos indocumentados en aquel país. El delegado Zero, desde el techo de un camión, leyó un mensaje anticapitalista y antimperialista. Un impresionante cerco policiaco rodeaba el Angel de la Independencia, con granaderos antimotines y centenares de agentes de la policía capitalina, quienes también custodiaron la embajada, algunos bancos, hoteles y otras empresas estadunidenses localizadas en el trayecto de la marcha hacia el Zócalo. Muy significativamente, el Vips de Madero (propiedad de Wal-Mart) tenía un resguardo especial de agentes, con cascos y escudos de acrílico y toda la cosa. No obstante, en ningún momento desde la marcha alguien "atentó" contra los inmuebles. El subsecretario de Seguridad Pública capitalina, Gabriel Regino, encabezó el operativo e hizo un recorrido por las zonas resguardadas para supervisar la vigilancia. Personalmente.

Frente a la embajada estadunidense, "representación del gobierno de Bush, más no del pueblo norteamericano", el subcomandante Marcos dirigió un mensaje de apoyo al boicot convocado por los trabajadores indocumentados mexicanos y latinoamericanos en Estados Unidos. Manifestó la solidaridad de la otra campaña con ese movimiento, e invitó a los pueblos de ambas naciones, que apoyan a los zapatistas desde 1994, y a los chicanos, a respaldar las demandas de los migrantes y sumarse a su lucha. "Como indígenas y zapatistas nos sumamos al boicot en contra de todos los productos norteamericanos que circulan en tierras mexicanas".

Marcos agregó: "Estamos luchando porque en nuestro suelo y bajo nuestros cielos haya para todos vivienda, tierra, trabajo, alimentación, salud, educación, justicia, democracia, independencia, información, cultura, libertad y paz. Estamos luchando por otro México, uno que no obligue a sus trabajadores y trabajadoras a dejar todo para ir al extranjero en busca de la vida que acá es ahora imposible".

Alrededor del mediodía, el delegado Zero había hecho su aparición cerca del Ángel de la Independencia. El mitin inició de inmediato, y en su discurso señaló que los migrantes contribuyen a la economía de Estados Unidos, además de que es la falta de empleos en México la que los obliga a dejar tierras y familias. Acusó al gobierno mexicano de contribuir a la codicia estadunidense y de ser "vasallo" de los intereses de aquel país. También calificó a la iglesia moderna como "ambiciosa", pues busca su beneficio a cualquier costo.

El delegado Zero dijo que los grandes inversionistas extranjeros, principalmente los estadunidenses, "han convertido en mercancías no sólo a las personas, sino también nuestras tierras, nuestra naturaleza, nuestras aguas, nuestros bosques, nuestra biodiversidad, nuestra historia y cultura". En consecuencia, los exhortó "a ir haciendo sus maletas, porque se van a ir de México; el pueblo organizado los va a expulsar". Proclamó que "en nuestros cielos no ondeará la bandera de las barras y las turbias estrellas. Habrá de ondear de nuevo con dignidad el pendón tricolor, con el águila posada en un nopal y luchando contra una serpiente. Ni modos, hay que empezar a empacar".

Al paso del delegado Zero por paseo de la Reforma, la avenida Juárez y la calle Madero, se fueron sumando numerosas personas que gritaban consignas de apoyo al EZLN. La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal reportó 4 mil asistentes en la concentración frente a la sede diplomática estadunidense, y tasó en 8 mil el número que llegó al Zócalo. Sin embargo, se calcula que en la plancha del Zócalo se congregaron al menos 25 mil personas.

En su discurso, el delegado zapatista señaló que "los adherentes a la otra campaña hemos decidido unir nuestras luchas, no para cambiar de gobierno sino para derrocarlo; no para pedirles que se vayan a los ricos, sino para sacarlos de este país". Y sentenció: " Los zapatistas acostumbramos cumplir con nuestra palabra".

Dijo que en su recorrido a lo largo del país la otra campaña ha escuchado las voces de campesinos engañados con programas gubernamentales para despojarlos de sus tierras, las mismas que pertenecieron a sus ancestros y que "debían ser de sus hijos". Señaló que también se ve a los pueblos indios despojados de sus tierras comunales por empresarios y funcionarios de todos los partidos políticos. Añadió que cuando los indígenas llegan a la ciudad de México para vender sus productos, los desalojan a patadas y baldes de agua fría, y reciben insultos, "así gobiernen PRD, PRI o PAN", pues se trata del "mismo desprecio a nuestra lengua, cultura, color; al modo en que somos como somos. Y estos pueblos indios han dicho: hasta morir si es preciso".

El delegado Zero denunció que los jóvenes son perseguidos por la policía y vistos con desconfianza por su forma de vestir, de peinarse, de hablar y por la música que escuchan. Como para no desmentirlo, al término de la marcha, la policía capitalina detuvo a dos jóvenes que participan en la Karavana de la otra campaña (Yazmín Núñez Hernández y Armando Gómez). Los elementos policiacos los condujeros a la Agencia 50 del ministerio público, y se les liberó más tarde.

En su alocución en el Zócalo, Marcos fue agregando: "Hemos escuchado a las mujeres de todos los tamaños decir 'estamos cansadas de que nos consideren un objeto al que hay que golpear, sobre el que hay que saciarse, al que hay que perseguir, al que hay que vender, al que hay que humillar y al que hay que matar'. Hasta morir si es preciso, dijeron estas mujeres". También han pronunciado esa frase, testificó Marcos, las empleadas que trabajan 12 y 16 horas por menos de 50 pesos diarios; los pequeños comerciantes desalojados por gobiernos panistas, priístas o perredistas "para que no se vea sucia la ciudad, para que los grandes centros comerciales -Sam's, Wal-Mart, Comercial Mexicana, Soriana y cuanta madre de cómo se llaman-, puedan tener sus clientes de lujo sin que ofendan su olfato por nuestro olor, que es el olor del trabajo".

El subcomadante Marcos no olvidó a los ancianos, "cansados y hartos de toda una vida de trabajo, de lucha, y arrojados a un rincón como si fueran un estorbo, un basura, y de allá arriba tal vez les dan una limosna".

Indicó que antes de emprender el viaje por el país como parte de la primera etapa de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, sus jefes del EZLN le dijeron que llevara ese mensaje: "Hasta morir si es preciso. Vivos o muertos, presos o en libertad, desaparecidos o en la calle, en la montaña, en el río y en el mar, venimos a repetir lo mismo a los de allá arriba, a los grandes políticos, a los grandes ricos. Los vamos hacer pedacitos a todos", remató.

El delegado Zero se lanzó contra los dueños de los grandes capitales, los políticos y los acaparadores de tierras: "Vamos a quitarle Telmex a (Carlos) Slim. Todo lo que tiene se lo vamos a quitar, y lo van a manejar los trabajadores, los telefonistas, los empleados de esos comercios. Vamos a quitarle a los terratenientes las tierras y las van a trabajar los campesinos con buenos precios para sus productos, sin transgénicos, sin químicos, como de por sí trabajamos la tierra los campesinos. Vamos a quitarles las escuelas a los funcionarios corruptos, mediocres, idiotas, que las tienen y se las vamos a entregar a los universitarios. Vamos a quitarle los bancos a los banqueros; vamos a quitarle las industrias a los grandes propietarios y vamos a quitar de los gobiernos a los malos gobernantes y los vamos a tomar nosotros. ¡A huevo!"

El delegado Zero confió que las calles de México "vuelvan a brillar como brillaron hoy" con los de abajo, los humildes, la gente sencilla, con trabajadores y trabajadoras sexuales, homosexuales, lesbianas, transgéneros, niños y trabajadores de la calle, pequeños locatarios, comerciantes informales y de mercado, con los pueblos indios, campesinos, obreros, estudiantes, maestros y ancianos. Porque "los feos, los apestosos estamos aquí en la otra campaña. Lo mejor de este país". De muchos sindicatos, gremios y grupos de diversas entidades de la República vinieron a sacudirle el polvo al Día Internacional del Trabajo, con filo binacional y un renovado acento independiente.


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